martes, 27 de julio de 2010

Opinión
¿Errores? No, decisiones políticas
Onofre Guevara López
END - 21:17 - 26/07/2010

Todos estamos obligados, por respeto a lo que hacemos y a nosotros mismos, a ser precisos en el uso de los términos, a los cuales recurrimos necesariamente para expresarnos. Pero nadie comete delito alguno por no ser siempre pulcramente preciso en todo lo que escribe y dice.

Con frecuencia calificamos como “errores”, y más precisamente como “errores del gobierno”, sus arbitrariedades, abusos, desaciertos y hasta sus barbaridades en el ejercicio administrativo del Estado. Y no es acertado identificarlos y calificarlos como errores, aun menos cuando las consecuencias de sus actos causan horrores. Ninguna actitud, medida o política de ningún gobierno es causada por error, sino por decisiones políticas premeditadamente concebidas.

Si en el primer momento las consecuencias de tales decisiones políticas se consideran erróneas, será porque causan desconciertos, dado que son contrarias a lo que la sociedad y el país necesitan, demandan y esperan de su gobierno. Pero, observándolo bien, nunca –o casi nunca, para no ser categóricos— la sociedad se ve frustrada y el país perjudicado por errores, sino por políticas aviesamente concebidas, y siempre ejecutadas con intenciones de favorecer objetivos e intereses de los controladores del poder.

Los propósitos gubernamentales son expuestos en programas, y aunque en el papel parezcan buenos, y algunos lo son en verdad, ya en el poder no se aplican del todo, o se aplican a medias, pero no por error. No llegan a ser una realidad, porque la mala intención política, el fanatismo político-ideológico, las ambiciones personales y los intereses generales –los de clase, en primer lugar— de los grupos dominantes son antepuestos a los intereses colectivos y nacionales.

El error, depende del medio y del momento que vive una persona en su relación con su realidad: se comete un gazapo cuando se escribe y se confunde una cosa con otra; cuando se equivoca de lugar, de fecha, de un hecho determinado o de persona; cuando se comete un yerro o una falta contra el interés de terceros, sin haber mediado la intención de cometerla, sino que lo comete de forma accidental. Pero un gobierno, manejado autocráticamente por un individuo, o por el presidente junto a todo su gabinete, más sus bien pagados asesores y sus propagandistas, no lleva a cabo sus acciones políticas por error, sino por su voluntad de imponerle al pueblo, a la sociedad, al país, sus puntos de vista previamente discutidos. Y no es fortuito que todo sea coincidente con sus intereses materiales y, no en último lugar, por sus intereses ideológicos, porque funcionan juntos en todas las circunstancias.

Todo ciudadano puede comprobar lo que decimos; si no, hagamos la prueba:
¿Será un error o una decisión política, mantener secuestrada la colaboración económica de Venezuela y fuera del Presupuesto General de la República?

No es ningún error, porque los burócratas del gobierno, empezando por su presidente, no desconocen la obligación constitucional de rendir cuenta hasta del último centavo percibido y gastado durante su gestión oficial. Es, pues, y sin objeciones válidas, una decisión política y, además, corrupta.

¿Será un error o una decisión política, pasar por encima de la Constitución y actuar al margen de sus preceptos (la no reelección consecutiva, alterar la transitoriedad de un artículo constitucional, justificar un decreto presidencial que mantiene en vigencia mandatos caducados y hacer proclamas de sentido religioso desde la posición estatal –o hacer presencia oficial en actos religiosos— violando el precepto constitucional de que nuestro país no tiene religión oficial)

Errores de ese calibre sólo serían comprensibles en gente ignorante –¡y quién sabe, porque todos estamos obligados a conocer las leyes!—. Lo que hace el gobierno es orientado por la decisión política de utilizar la obsecuencia de sus magistrados en los poderes del Estado y las creencias de la gente, para justificar la reelección de Daniel Ortega, violando de forma múltiple y conscientemente la Constitución Política.

¿Será un error o una decisión política, utilizar como fuerzas de choque –armados de morteros, piedras, garrotes y odio— a jóvenes manipulados, pagados o becados, contra las manifestaciones políticas opositoras?

Al público espectador y a los observadores extranjeros, esa represión pudiera parecerles una medida errónea que afecta los derechos ciudadanos. Pero para quien la utiliza y para quienes la sufren, es una decisión política incitada por la intolerancia, y porque el gobierno no puede echar mano abiertamente del Ejército y de la Policía para sostener, fortalecer y desarrollar su proyecto continuista. Atemorizar a la población buscando debilitar su resistencia a sus abusos, es un recurso táctico con la visión estratégica de lograr la reelección y el continuismo.

¿Será un error o una decisión política, la exagerada promoción de la figura del presidente Ortega a través de la costosa propaganda en vallas de todo tamaño?
La cantidad y el contenido del mensaje propagandístico electorero –fuera de período legal—, nada tiene que ver con un error; es una decisión política tras muchos fines: quieren fijar en la mente y en la conciencia de la población la imagen de Ortega, y esperan acostumbrarla a pensar en él como el único guía político, como un ser insustituible, y a que le rinda culto a su persona. El orteguismo utiliza el mismo recurso de la iglesia con las imágenes de sus santos: las ubican en todas partes, y a fuerza de verlas a toda hora, la gente termina convencida de que esas imágenes determinan su conducta y su destino; y de que la solución de sus problemas está en sus “milagros”. El orteguismo acompaña esta promoción con recursos pseudoreligiosos: “cumplirle al pueblo, es cumplirle a Dios”; “gracias a Dios que estamos nosotros en el poder”; “pidamos a Dios” que sea posible esto o lo otro, etcétera. El 19 de julio, Daniel hizo su “milagro”: acabar con el hambre, dando canastas básicas mensualmente a madres de caídos de ambos lados, mientras dure su campaña electoral.

¿Es un error o una decisión política sustraer recursos materiales y económicos del erario y de las instituciones estatales, para usarlos en actividades partidarias?
Ningún robo al Estado se comete por error, sino por decisiones de interés personal o partidario y por cálculos políticos. El poder político no funciona sin el poder económico, y las formas de conseguir esos recursos, al menos son tres: por medio de actividades legales propias; la donación o cooperación extranjera; y la corrupción administrativa.

La diferencia entre una administración pública transparente y una administración corrupta, está en que una se limita a manejar los recursos propios, sin ocultarlos al público ni marginarlos del Presupuesto General; y en que la otra, aplica todos los medios tortuosos para escamotear recursos del Estado para el enriquecimiento personal. En esta última categoría está el gobierno orteguista.

martes, 6 de julio de 2010

Ortega está poniéndole la tapa al pomo
Onofre Guevara López
END - 20:14 - 05/07/2010

Desajustado como está el orden jurídico institucional por la absorción de las funciones y decisiones por parte del Ejecutivo –léase el presidente Ortega—, de los magistrados de su partido y de los adquiridos, en dos Poderes del Estado – el Consejo Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia— , mientras al tercero –la Asamblea Nacional— que lo tiene en crisis por su pugna en torno a los 56 votos necesarios para reformar la Constitución y dejar abierta su reelección, ya no queda nada de lo institucional que no haya sido pervertido. Daniel Ortega ha decidido imponer sus ambiciones, aunque tenga que acabar con la institucionalidad.

Es indudable que la personalidad ambiciosa, mesiánica y autoritaria del presidente Ortega, es factor decisivo en esta ofensiva desestabilizadora. A lo suyo, se agregan las ambiciones del grupo de oportunistas que han hallado en su liderazgo caudillesco al conductor ideal para alcanzar sus propósitos egoístas y de enriquecimiento fácil y rápido a la sombra del Estado. Pero sin las condiciones materiales, políticas, sociales y culturales predominantes históricamente en nuestro país, el orteguismo no hubiera podido llegar tan lejos como ha llegado. Este mal del orteguismo, tiene pues su raíz en la conformación estructural y el poder de clase que controla el Estado, desde los inicios del proceso de su construcción post colonial y de su degeneración, que ya dura 189 años.

Dentro de ese cuadro histórico, no se ha logrado la construcción plena del carácter democrático del Estado nacional. Siguen igual de predominantes las clases dominantes tradicionales y las de nuevo sello, como el orteguismo. Con algunas excepciones, todos los integrantes de estas clases se han caracterizado por su inclinación al autoritarismo, a lo dictatorial, al saqueo del Estado, al anti-patriotismo y al oportunismo político. En estas sus actividades, les han acompañado unas veces toda la jerarquía y otras un solo jerarca de la iglesia católica, o simultáneamente.

Más que influencia, las jerarquías y los jerarcas han ejercido la complicidad con las clases dominantes en la práctica no ética de sus políticas. Para identificar algo de esta complicidad no es necesario escarbar profundo en nuestra historia, sino en sus etapas más cercanas a nuestro tiempo. El magistrado Francisco Rosales, hoy uno de los grandes operadores políticos de Daniel Ortega en la CSJ, y entre 1990-1996 ministro del gobierno libero-conservador de Violeta Barrios de Chamorro –en el cual se supone fue un infiltrado del Frente—, se encargó de poner en evidencia la complicidad clerical con las clases dominantes.

Pero, al margen de ese hecho anecdótico, está otro importante: que el referido artículo transitorio perdió vigencia y validez al concluir la causa que indujo a su aprobación, cual fue la necesidad de darle carácter legal a la transición de las anteriores autoridades gubernamentales hacia las electas en los comicios del 25 de febrero de 1990. Rosales está consciente de este hecho, aunque por oficio e interés no sólo acepta como válido el artículo 201, sino que también se ampara en el mismo para justificar el decreto ilegal del presidente Ortega, y dejar a los ex magistrados orteguistas y a los liberales cooptados, usurpando el cargo.

Ya es sabida la complicidad de la jerarquía con los políticos dominantes más interesados en la utilidad de sus cómplices que en resguardar los preceptos constitucionales, como a los jerarcas les interesa mucho más conservar sus privilegios que los preceptos bíblicos. Pero, aparte de eso, se observa el interés no sano del doctor Rosales: no cuestionar la acción ilegal, absurda, inmoral y delictiva del Cardenal Obando al asumir una función pública y laica, como es publicar el texto constitucional y sus reformas, sino que no recuerda para justificar el propósito ilegal, absurdo, inmoral y delictivo de los magistrados orteguistas de la CSJ de publicar un nuevo texto de la Constitución, incluyendo el artículo transitorio y caduco desde hace 20 años: el 201.

De esta forma atropelladora --que está caracterizando en todo, a la administración pública del orteguismo--, bajo una legalidad artificialmente creada y, por ende, abusiva y delictuosa, es que Daniel Ortega está ensuciando el camino hacia su reelección. Entonces, está fuera de duda que si en tres años este señor se ha dedicado a todo lo ilegal e inmoral para propiciar su reelección contra todo derecho; a construir su poder económico; y a cortar libertades y derechos civiles, la consecuencia es que le ha restado tiempo a las actividades constructivas que pudo haber desarrollado a favor del país. Luego, en los años de un nuevo período sólo se dedicaría a defender “sus victorias” con mayor represión y mayores abusos.

Con tan tétrica perspectiva para la vida nacional, toda pérdida de tiempo en intrigas palaciegas se hace a favor de las pretensiones del orteguismo. Si así habrán de conducirse los políticos llamados de oposición, inconscientemente, no tendrían perdón; y si lo están haciendo de forma consciente por oportunistas, merecerían la condena popular.

Pero, antes de que la primera conducta siga causando daños, o la segunda vaya a ocurrir, el pueblo deberá ponerse en acción, no sólo por su obligada defensa propia, sino también porque de nada serviría condenar una traición cuando el daño está hecho de forma irremediable.

lunes, 5 de julio de 2010


¿ QUE A SIGNIFICADO EN NICARAGUA LA REELECCIÓN ?




A significado encarcelamiento, sangre, dolor y muerte de todos aquellos ciudadanos que se han opuesto a la reelección de un ciudadano cuya única intención es la de instaurar una dictadura a la que tenemos que agregar el parangón familiar que significa la sucesión en el poder de un miembro de la misma familia convirtiéndose esto en una dinastía familiar y en esa dirección es que lleva a nuestro país Daniel Ortega.


Quienes hemos dedicado parte de nuestras vidas a la lucha contra la reelección y la dictadura en Nicaragua, sabemos porque nos estamos oponiendo a las pretensiones de reelegirse de Ortega. Sabemos cual ha sido el costo que nuestro pueblo a tenido que pagar y eso es lo que queremos evitar ahora.


Evitar que nuestros hijos, nietos y sobrinos tengan que hacer lo que nosotros en nuestros días de juventud tuvimos que hacer: sufrir una masacre como la del 22 de enero de 1967 en la que perdieron la vida centenares de hermanos nicaragüenses, luego de esta masacre vino lo que nadie esperaba el líder de la oposición de ese momento el conservador Fernando Agüero Rocha pacto con el dictador Anastasio Somoza Debayle.


Eso hizo que el pueblo empezara a desconfiar de los partidos políticos y empezara a buscar una nueva alternativa una opción diferente desde ese momento. El tiempo fue transcurriendo y durante más de una década el pueblo espero que surgiera alguien o una nueva organización política que terminara con la dictadura de los Somoza.


Es en ese contexto fue que apareció el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) como una fuerza política militar convocando a la población en los barrios, en las comarcas, en los municipios y en todos los departamentos del país a organizarse para enfrentar por la vía armada a la dictadura somocista.


El pueblo empezó a organizarse de diferentes maneras e integrarse en las diferentes organizaciones sociales, estudiantiles, sindicales, etc. Al final a lo interno del país todo el pueblo se unió a la lucha contra la dictadura de Somoza pero con fusil en mano. Solo así fue posible sacudirnos de una vez y para siempre a una de las dictaduras más feroces de América Latina.

“Reelección está salpicada de sangre, dolor y muerte”
* Expresiones contra la reelección y el fraude están en la etapa de crecimiento en todo el país, recuerda el comandante Henry Ruiz
Leonor Álvarez
END - 21:04 - 04/07/2010

El Movimiento contra la Reelección y el Fraude realizó ayer su primera asamblea nacional, en la que reunieron a representantes territoriales de Chinandega, Estelí, Rivas, Masaya, Granada y Managua.

En la reunión se dejó claro que la agrupación no es una opción política, sino una plataforma que pretende reunir a todos los ciudadanos que se oponen a la reelección del presidente Daniel Ortega, dado que algunos integrantes hablaron de proponer candidatos presidenciales.

Hugo Vélez, descendiente de una familia luchadora antisomocista, y uno de los integrantes de la organización, dijo en su intervención que “la historia recuerda que la reelección está salpicada de sangre, dolor y muerte”.

“Ningún bueno quiere reelegirse, yo soy el primero que se retiraría de este movimiento si alguno de sus miembros tuviera aspiraciones políticas”, dijo Vélez para ratificar que el grupo es una base ciudadana sin aspiraciones electorales.

“Si hay reelección, hay insurrección”
En la reunión se habló de formas de expresión contra el gobierno, y entre ellas se reconoció como esencia de lo que significa el movimiento, la consigna: “Si hay reelección, hay insurrección”.

La presidenta del Movimiento Autónomo de Mujeres, MAM, Azhalea Solís, que participó en la asamblea a título personal, dijo que ni siquiera concibe la idea de que Ortega participe como candidato en las próximas elecciones presidenciales de 2011, porque está convencida de que los nicaragüenses van a frenarlo cuando llegue su momento.

También dijo que “no se trata solamente de sacar a Ortega y a (ex presidente Arnoldo) Alemán, sino que se trata de transformar todo el sistema político”.

Movimiento crece y participación es personal
El comandante de la Revolución, Henry Ruiz Hernández, explicó que el Movimiento “apenas está en proceso de crecimiento, y poco a poco está acumulando fuerzas”. Manifestó que hay miembros de todas las tendencias políticas, pero en el seno del movimiento las participaciones son a título personal, “como ciudadanos que no quieren que se sigan violando las leyes y la Constitución”.

viernes, 2 de julio de 2010




“El campo de lucha es la calle”

•Un antiguo compañero de celda del presidente Daniel Ortega organiza un movimiento para impedir su reelección y cree que la batalla decisiva se librará en las calles. "Vamos a darle de su propia medicina", dice
Por: Erika Gertsch Romero



El periodista, escritor y fundador del Movimiento contra la reelección y el fraude no tiene reparo en calificar a Daniel Ortega como “dictador” por utilizar todas las armas que estén a su alcance para violentar la Constitución Política de Nicaragua, con tal de asegurarse la Presidencia en el 2011.



El problema —explica este ex combatiente contra la dictadura somocista— radica en la oposición política que tiene el país pues “está rezagada frente a Ortega” y los poderes del Estado cada vez permiten más coimas, negando al ciudadano un mejor futuro. “Los diputados están actuando de espaldas al pueblo”, asegura el también escritor de diferentes libros contra el “régimen” orteguista.



Guevara fundó el pasado marzo dicho movimiento con la ayuda de antiguos comandantes de la revolución sandinista, entre éstos Henry Ruiz y Víctor Tirado, además de otros combatientes como Hugo Torres, Víctor Hugo Tinoco y Mónica Baltodano, estos dos últimos diputados de la oposición.



Sin embargo, muy poco se conoce de este movimiento, que por entonces busca “concienciar a la población”, estando claros que el tiempo corre en su contra y que para movilizar a un pueblo se necesita más que palabras, acciones.



Pero Guevara insiste que la movilización desde los departamentos es el primer paso y la insurrección callejera, que sería darle la misma medicina al presidente Ortega, la próxima tarea “pues sólo así se podrá detener los atropellos”. Pero a diferencia del mandatario sandinista, Guevara asegura que este movimiento no trabaja para ganar adeptos y luego lanzarse como un partido político, sino que trabaja por el individuo que no sabe por quién votar y que es consciente que su futuro está en juego, por eso mismo “queremos quitarle el temor a la gente de luchar”, dice Guevara.



¿Cuándo toma la decisión de crear el Movimiento en contra los intereses del presidente Ortega?



Todo inició con la publicación de mi libro Volver con el frente marchito: Perfil del orteguismo , pensé que era el momento en compaginar mi actitud crítica permanente que he tomado durante 15 años con una actividad política, por eso decidí hacer una invitación a determinadas personas que consideré que podían responder a esa inquietud. Todo empezó un 2 de marzo con ese fin.



Para quienes no han leído su libro, el mismo que le inspiró para conformar el movimiento ¿cuál es el contenido?



El libro recopila 126 artículos referidos al orteguismo; todas las manifestaciones negativas que han venido proyectando desde la ruptura con el orden constitucional después del 2008, cuando se produce el fraude electoral en las elecciones municipales. El contenido de la crítica a ese fraude forma parte del contenido del libro, pero mi crítica es desde mucho antes cuando Daniel Ortega se lanza nuevamente a la Presidencia marginando a otros para imponer su candidatura.



No se trata de una selección cronológica al sistema integrado por el gobierno de Daniel Ortega, sino de denunciar la actitud déspota y arbitraria de Ortega que comienza a lo interno del mismo partido Frente Sandinista.



Usted, quien combatió contra la dinastía somocista y hasta compartió celda con Daniel Ortega, ¿por qué toma la decisión de levantar un movimiento en su contra?





Yo conocí a Daniel Ortega en la cárcel en 1968. Estuve casi seis meses con él y otros miembros del Frente Sandinista. Yo ahí empecé a conocer la personalidad de Ortega. Era un ex estudiante metido en actividades conspirativas, pero no era una personalidad en Nicaragua. Era un hombre normal con ciertas actitudes autoritarias dentro del mismo grupo del Frente Sandinista que formaba una célula interna desde la cárcel.



Daniel Ortega siempre tuvo una actitud arbitraria, autoritaria hasta con sus compañeros del mismo partido, nunca demostró ser un dirigente capaz de convencer con la palabra, con la razón, con principios a otro, sino que su actitud fue represiva frente a quienes no compartían su criterio. Tanto así que yo salí en noviembre de 1968 de la cárcel y pocos días después apareció un titular a ocho columnas en LA PRENSA que decía renuncia Axel Somarriba al FSLN. Esa renuncia es consecuencia a ese hecho que ocurrió cuando yo compartía celdas con ellos.



Dado la actitud que vi de Ortega y todo lo que ha pasado a lo largo de la historia puedo decirte que es el mismo hombre; pues tiene la misma actitud déspota que intimidaba a sus compañeros del Frente Sandinista en aquel tiempo, pero ahora dirigido a la sociedad nicaragüense. A Daniel no le interesa las leyes, no le interesa la Constitución; su interés es consolidar el poder y continuar en él hasta donde le sea posible, y no lo podemos permitir.



¿Existe un plan programado para evitar la reelección? ¿Aspiran convertirse a un partido político?



No aspiramos a correr en un futuro como un partido político, por muchas razones que tenemos, entre ellos, uno, porque para ser un partido político hay que elegir una directiva, una jerarquía, una cúpula; nosotros pretendemos enviar el mensaje a la población para que se incorporen a la lucha contra la reelección y el fraude de una forma igualitaria con una participación democrática y amplia.



Las principales acciones del movimiento es organizarse en los diferentes territorios, y hasta este momento contamos con cinco departamentos organizados, entre ellos, Nueva Segovia, Estelí, Rivas, Managua y Granada.



Por eso, en este movimiento no creamos directiva sino que le pedimos a los mismos dirigentes departamentales que se propongan como miembro de un comité de coordinación. La idea es que ellos se fijen sus tareas. No tenemos caudillos sino coordinadores y colaboradores. No queremos llegar a plantarnos como líderes, sino que queremos advertir a la población de las repercusiones que esto traería en el futuro, gracias a las acciones atropelladoras del orden constitucional por parte de Ortega.



¿Cómo evaluaría la actitud de los partidos de oposición ante esos atropellos?



Desde ese punto de vista la oposición en general está rezagada frente al avance del orteguismo. Nosotros le planteamos esto a los ciudadanos cuando nos reunimos; nuestro movimiento está iniciando, apenas tenemos cuatro meses y el orteguismo tiene mucho más, pero no es imposible evitar una reelección, porque el pueblo está vivo y alerta, aunque guarde silencio ahora.



Ahora no sólo los partidos de oposición, ¡todos los poderes del Estado están en manos del orteguismo! Hasta la Asamblea Nacional, mira cómo diputados han actuado de espaldas al pueblo.



Muchos de ellos (diputados) son representantes teóricos, respondiendo a intereses individuales del caudillo de turno que nos manda, son políticos que están viendo los toros de largo, por eso nosotros no podemos esperar que sean ellos (partidos de oposición) los que vayan a resolver, porque no han sido capaces de frenar las decisiones de Ortega como el fallo ilegal de la Corte Suprema de Justicia, que supone la reelección del mandatario.



Daniel, no es una simple figura política, es y funciona como un dictador político. Lo que pasa en el Poder Judicial es como un clímax de un proceso de descomposición en Nicaragua, pues se han convertido en un instrumento de la política autoritaria de Daniel Ortega.



El Poder Judicial y Electoral está armado con instrumentos ilegales, no están desarmados como muchos creen. Sobornar a quienes no quieran responder a sus intereses mezquinos o como es el caso de los alcaldes, sacarlos de su cargo para garantizarse desde las alcaldías dinero municipal, demuestra lo mal que estamos en Nicaragua.



El movimiento contra el fraude puede venir a concienciar pero ¿qué acciones posteriores tienen ustedes para evitar la reelección en el 2011 de Daniel Ortega?



El arma es la unidad popular, el campo de lucha son las calles. Podemos levantar la consigna de la insurrección, el pueblo puede insurreccionarse frente a estas ilegalidades; si se atropella la Constitución se está atropellando el orden jurídico nacional y sin orden jurídico cualquier aventurero político armado de dinero y de poder puede hacer cualquier cosa y el pueblo tiene derecho a responder con una insurrección no agresiva, pero defensiva.



Nosotros no pretendemos hacer campaña en este momento, pero al mismo tiempo que tratamos de despertar a la gente, queremos quitarles el temor.



¿Y qué hace falta, a qué esperan para incentivar al pueblo a salir a las calles?



Pues sí, yo sé que ya está atropellada por todos lados (la Constitución), pero eso intentamos hacer que el pueblo responda en las calles y para eso nosotros no estamos pidiendo identificación ideológica. Además hay un dato curioso, donde hemos visitado están desencantados del orteguismo, del arnoldismo e incluso de las actitudes vacilantes de Eduardo Montealegre, y ya no digamos con los pocos de corruptos que están en la Asamblea Nacional.



Queremos darle un poco de la misma medicina a Ortega. Recordemos que lo primero que hizo éste en los años noventa fue lanzar a los sectores populares que le respondían a las calles, entonces si Daniel pudo hacer eso engañando al pueblo, nosotros podremos hacerlo diciendo la verdad.



¿Por qué no levantan desde ahora a las masas?



Si nosotros convocamos a una marcha contra una determinada situación, seguramente vamos a fracasar porque estamos improvisando, y no nos conviene, pero tampoco pensamos organizar para que pueda responder dentro de 20 años, sino para que respondan en un determinado momento.



Porque fíjate que las desventajas políticas y ventajas no son eternas son temporales y ahorita Daniel Ortega puede contar con un aparato político fuerte pero nosotros nos hemos dado cuenta en los departamento que los Consejos del Poder Ciudadano son repudiados, no representan a nadie, pues presionan en lugar de ayudar.



¿Por qué un ciudadano debe creer en este movimiento?



No solamente este movimiento está en desventaja, toda la oposición también lo está, pero tampoco estamos pensando que con unas elecciones del 2011 se acaba la lucha, aquí habrá de acuerdo a como se desarrolle los comicios presidenciales tareas que deberemos afrontar con la movilización popular.



¿Es decir que creen en una reelección de Ortega y que aún así pretenden mantener el movimiento funcionando?



Con mucha más razón porque habrán objetivos mucho más inmediatos con los cuales enfrentarse.



¿Cree que Ortega va a llegar a reelegirse entonces?



No es de creer o no creer, él está atropellando la Constitución para destruir obstáculos que se le interpongan con tal de participar en el 2011. Pero nosotros no estamos poniendo los ojos en el 2011 estamos poniendo los ojos ahorita en el nombramiento de los funcionarios porque la oposición no está en la capacidad desde el punto de vista parlamentario de parar a los orteguistas, entonces ante esta deficiencia nosotros tenemos que seguir movilizando al pueblo para que aborde nuevas tareas y de inmediato.



¿De inmediato?



El tiempo está por definirse.