martes, 12 de octubre de 2010

La izquierda y las alianzas en la historia

Onofre Guevara López

END - 19:40 - 11/10/2010

Hay palabras, frases y conceptos que facilitan la comprensión de las cosas y de los problemas de la sociedad, pero parecen triviales sólo por el uso exagerado que se hace de los mismos. No obstante, no pierden su valor de representación. Por ejemplo, la frase que nos invita sabiamente a no olvidar los errores de la historia para no condenarnos a repetirlos.


Trivial o manida, la frase ayuda a comprobar algunos errores repetidos en la historia de las oposiciones políticas a diferentes dictaduras, durante los últimos sesenta y seis años (1944-2010).



Anastasio Somoza García tras su reelección en los comicios de 1946, después de haber dado el golpe de Estado a Juan Bautista Sacasa, de haberse hecho elegir presidente, y Carlos Brenes Jarquín, cumplido su papel de títere, provocó una oposición mayoritaria, pero desunida. La oposición formal la hacía el Partido Conservador; el Partido Liberal Independiente surgió en abril del año 44, integrado por ex miembros del Partido Liberal Nacionalista, de Somoza García. En julio del mismo año salió a luz el Partido Socialista Nicaragüense. Y durante ese proceso antireleccionista, surgió el movimiento estudiantil de la “generación del 44”.



No fue la primera ocasión que nuevos partidos rompían el monopolio político libero-conservador, pues antes se habían organizado partidos de carácter ocasional, pero fue la definitiva. El PLI atrajo a los sectores populares y de clase media, y el PC se vio obligado a cederle su casilla electoral al candidato del PLI, doctor Enoc Aguado. El PSN surgió en medio de una discusión interna sobre si organizarse como partido comunista o como partido popular, con un documento que no había sido discutido colectivamente, y debido a eso, cayó en errores de juicio sobre la situación política nacional.



El PSN fue sádicamente atacado por los conservadores, no por sus errores de juicio, sino por verlo como una quinta columna del “comunismo intencional”. Y, para congraciarse con la embajada gringa, acusaban a Somoza de haberlo organizado, y a los socialistas de ser agentes de Somoza. Un error político contra la unidad opositora, pues ninguna de las dos cosas tenía que ver con la verdad, pero eran tomadas como tal por sectores poco ilustrados políticamente, y además, aterrorizados por la campaña anti comunista típica de “guerra fría”, recién iniciada.



Sólo el movimiento estudiantil, en el cual había socialistas, se unía con el PSN en actos políticos, igual que alguna gente del PLI. Cuando se logró la unidad PLI-PC, dejaron fuera al PSN, el cual hizo su propia campaña de oposición, y tuvo negociaciones con Aguado, quien confesó no querer su acercamiento por temor a la reacción de la embajada gringa; incluso, dio fe de su anticomunismo. Con todo, la oposición ganó las elecciones del 46 de forma contundente, e igual de contundente fue el fraude que no pudo evitar. Somoza impuso a Leonardo Argüello, a quien derrocó 27 días después.



Las lecciones: a) no vale obtener la mayoría de los votos, si el árbitro electoral es corrupto y al servicio del gobierno; b) por sectarismo, la derecha le hizo el juego a Somoza García: mientras vertía su odio anticomunista contra el PSN, el dictador reprimía a derecha e izquierda. Una huelga laboral que dirigían los socialistas en la fábrica textil (Payco, 1945) del líder de la oposición, Carlos Pasos, Somoza la reprimió en apoyó del propietario, mientras éste acusaba a los socialistas de ser agentes de Somoza. Así, entre rechazos, agresiones y a veces tolerancia, actuaron varias alianzas opositoras durante la dictadura.



En 1974, se organizó Unión Democrática de Liberación (UDEL), primera alianza política de oposición en la cual la izquierda tuvo espacio propio, a excepción del FSLN. Éste organizó la alianza de izquierda Pueblo Unido, y a raíz del triunfo revolucionario, el Frente Patriótico, donde se aglutinó la izquierda y el centroizquierda, pero, por sectarismo el FSLN no le dio la importancia que tenía, y desapareció. Una parte de esa izquierda se unió a la derecha y la otra al FSLN. Un error más, aunque de otro tipo, rompió una alianza que pudo haber contribuido a la defensa de la revolución.



Para las elecciones de 1990, funcionó otra alianza opositora, esta vez contra la revolución. El PSN, escindido del PSN original en 1976, se unió a la Unión Nacional Opositora, igual que un partido comunista nacido de otra división anterior del PSN, en 1967. Esta, era una izquierda desteñida, y al triunfar la UNO, ya se había supeditado a la política de la derecha.



Factores del triunfo opositor: a) su amplia unidad; b) inconformidad popular por la crisis económica creada por la guerra contrarrevolucionaria, organizada por el gobierno estadounidense, más errores oficiales; c) un Consejo Electoral dirigido por funcionarios probos; d) honestidad y transparencia electoral.



La oposición actual es la peor de todas: un PLC aliado vergonzoso del gobierno, que por el pactó comparten cuotas de poder en el Estado. Del PLC, se desprendió ALN y ésta, se dividió: una ALN aliada del orteguismo, y el Movimiento Vamos con Eduardo opuesto a ambos sectores liberales. Existe evidencia de que el PLC y ALN están infiltrados por el gobierno. El MVE, el PC, el PLI (fraccionado) y otros partidos se debaten entre el esfuerzo unitario y los efectos de la política de chantaje, represión y soborno del orteguismo, cuyo capital lo ha volcado a la tarea de impedir la unidad e infiltrar a la oposición. Eso le ha permitido destruir los obstáculos constitucionales en busca de la reelección de Ortega.



Pero ésta es la primera vez que la izquierda, de hecho representada por el MRS y el Movimiento de Rescate del Sandinismo, es parte de la oposición y trabaja por su unidad con iniciativas propias, y como fuerza política autónoma. Hay un avance cualitativo de la izquierda, tomando en cuenta las experiencias de los años 40; de los 50 y los 70, cuando su participación en varias alianzas estuvo supeditada, y para el 79 se había dividido entre una izquierda revolucionaria y otra izquierda menguada unida a la derecha.



La izquierda --tomando en cuenta que no es homogénea política ni ideológicamente--, ahora tiene otro esquema: el FSLN se derechizó, al menos su liderazgo, con su gestión de gobierno corrupta, reaccionaria e irrespetuosa de los derechos ciudadanos y humanos, como es el caso de la penalización del aborto terapéutico. Líderes que fueron de izquierda, ya son parte de partidos derechistas, como el PLC. El PSN actual, ha formado alianza con el MRS, y el Rescate, y hay grupos e individuos de izquierda que no están organizados en partido, más los movimientos de género, son una izquierda democrática atomizada.



Pese a que la izquierda es minoría en la Asamblea Nacional, trabaja para que la oposición real no sea arrastrada ni claudique ante Ortega. Sus pocos diputados ofrecen el mejor ejemplo de lucha dentro de un ámbito corrompido, donde, incluso, lidia contra sus traidores. De todas formas, la izquierda vive y en la lucha sigue, pero le falta unificarse.

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