martes, 28 de septiembre de 2010

El Humanismo Materialista Cristiano de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal

Andrés Pérez Baltodano

Pedro Joaquín Chamorro Cardenal fue una de las principales fuentes de inspiración que me llevaron a escribir sobre el humanismo materialista cristiano en un libro de reciente publicación.* Ahora regreso a él, apoyado en una visión teórica enraizada en ideas, experiencias y ejemplos de vida como las que PJCh representa. Lo que aquí expreso forma parte de un nuevo libro que espero concluir el próximo año.

No pretendo encasillar el sentido de la vida y la obra del hombre que todos conocemos como “Pedro Joaquín”. Simplemente, quiero sintetizar mi propia interpretación de la ética y la filosofía política del Mártir de las Libertades Públicas.

Lo hago animado por el deseo de que la juventud nicaragüense reconozca en PJCh un norte ético que es real y necesario en nuestro país; sobre todo ahora que Nicaragua se ahoga en el oportunismo político, el fanatismo religioso y la mediocridad.

El humanismo materialista cristiano no es una doctrina religiosa o una ideología política. Es, simplemente, una posición ética que se nutre del pensamiento democrático moderno y de la filosofía cristiana. Esta posición puede adoptarse a partir de la fe o de la razón.

Se puede, entonces, aceptar el humanismo materialista cristiano creyendo en Jesucristo, hijo de Dios; o, simplemente, aceptando como válidos los principios humanistas enunciados por Jesús, el hombre de Nazaret. En el pensamiento de PJCh, estas dos visiones –la secular y la religiosa-- aparecen fundidas en una sola fe y en una sola filosofía.

Tres conceptos y sus definiciones

El humanismo –en el humanismo materialista cristiano--, expresa la convicción de que el objetivo principal de cualquier sistema social –el Estado, el mercado, las instituciones en general– debe ser la defensa y promoción de la dignidad humana. Esta convicción está presente, por ejemplo, en el Catecismo de la Iglesia Católica: “Cada comunidad se define por su fin y obedece en consecuencia a reglas específicas, pero el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana.”

Casi con las mismas palabras, PJCh expresó una visión humanista del mundo y de la sociedad que rechaza tanto el totalitarismo de Estado, como el de Mercado: “El hombre no es un simple individuo o átomo del Estado, sino una persona humana, libre, con dignidad propia, con derechos y deberes naturales, sociales y políticos inalienables, y que viviendo dentro de organismos e instituciones naturales y sociales, es centro del Estado y de la Economía”.

La “persona humana” a la que hace referencia PJCh, no es un ser abstracto y etéreo como el individuo-consumidor al que hace referencia la teoría económica del mercado y la teoría democrática neoliberal que muchos defienden en nuestro país. La persona humana de la que habla PJCh, es una persona real, con aspiraciones y necesidades concretas condicionadas por fuerzas históricas que se manifiestan en espacios de acción determinados. Desde esta perspectiva, el humanismo que orienta la visión del Estado y del Mercado de PJCh es materialista.

El materialismo –en el humanismo materialista cristiano— hace referencia a una vision de la realidad social como una condicion determinada por el drama existencial de la persona humana, en sus expresiones vitales -objetivas y trascendentes o espirituales- más básicas y concretas. En este sentido, el humanismo materialista cristiano es anti-idealista, si por idealismo se entiende una visión de la realidad social como una condición determinada por ideas que flotan sobre la realidad, determinándola.

El humanismo de PJCh es materialista porque su filosofía política y su crítica contra el somocismo, se nutren de una comprensión analítica e intuitiva profunda de la compleja realidad histórica de Nicaragua. De esta comprensión, PJCh deriva la convicción de que en una sociedad con las características de la nuestra, no será posible alcanzar el progreso y la paz, mientras nos empecinemos en defender la libertad que sacrifica la justicia, o la justicia que sacrifica la libertad.* *

Así pues, la lucha de PJCh por la “limpieza en el proceso electoral, el entierro definitivo de las ideas dinásticas, la abominación de los caudillismos, de las castas privilegiadas y de los fraudes”, no constituyen un fin en sí misma, sino un medio para responder a las necesidades humanas más urgentes en nuestra sociedad. Dice PJCh: “La reforma política en Nicaragua debe de provocar la concepción del gobierno como un instrumento encaminado principal y casi exclusivamente al beneficio de los más pobres, mientras haya pobres. Ninguna obra de progreso es buena, si no es para el progreso de los más pobres.”

Finalmente, el cristianismo --en el humanismo materialista cristiano--, expresa un doble reconocimiento. En primer lugar, el cristianismo –independientemente de sus limitaciones y deformaciones-- funciona como la matriz valorativa dentro de la que se ordena el sentido de la realidad nicaragüense. En segundo lugar, el cristianismo –como doctrina religiosa y como ética de vida—está impregnado de valores y principios que favorecen el desarrollo integral de la condición humana.

PJCh como humanista y como creyente, reconocía la presencia y la pertinencia del cristianismo. Reconocía, por lo tanto, que la verdadera transformación de las estructuras que reproducen miseria, opresión e indignidad en Nicaragua, tendría que ser el resultado de una transformación cultural y más concretamente, cristiana. PJCh: “si nuestra Nicaragua va a salvarse, sólo será a través de un auténtico cambio cuya base está en las esencias cristianas tan olvidadas muchas veces, y estas esencias sólo pueden comenzar a tener validez, cuando se rectifica con valor el error cometido, y se parte directamente y sin miedo desde esa rectificación hacia la construcción de una sociedad más justa en lo social, en lo económico y en lo político”.

Seamos como Pedro

En la sequía ética que vive nuestro país, los nicaraguenses, y especialmente la juventud, debemos mantener vivo el ejemplo de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. El nos recuerda y nos reclama lo que los nicaragüenses podemos y debemos hacer. Imaginemos su voz: “Entendamos las cosas claramente. El dilema de los jóvenes es arduo, pero no complicado: o están con el pasado lleno de vicios y rencores, repleto de lucro sin límite, ausente de sentido social y cristiano, oscurecido por una sola meta que es el enriquecimiento a toda costa, aún usando bienes del Estado, o están con el presente que debe ser encauzado hacia lo contrario, es decir, a extirpar rencores, a concluir con las explotaciones, a llenar la vida de sentido social, a impedir el enriquecimiento ilimitado de unos pocos y a lograr de cualquier modo, una justa distribución de la riqueza nacional”.





* Andrés Pérez Baltodano, La subversión ética de la realidad: crisis y renovación del pensamiento crítico latinoamericano. Managua: Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA), Universidad Centroamericana, 2009.

* * PJCh hubiese rechazado el concepto de “materialista” como descriptor de su filosofía política para distanciarse del burdo materialismo propagado por el marxismo latinoamericano de su época que él consistentemente rechazó. Por esta razon hubiese preferido hablar, como efectivamente lo hizo, de “humanismo espiritualista cristiano”. Estoy seguro, sin embargo, que PJCh hubiese aceptado el sentido que adquiere el concepto “materialista” en el humanismo materialista cristiano, ya que éste incorpora el sentido trascendente que expresa el “espiritualismo” de PJCh. Este tema lo ampliaré en este blog y, sobre todo, en mi libro sobre la filosofía política de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal.



Todas las citas a PJCh están tomadas del libro La patria de Pedro: El pensamiento nicaragüense de Pedro Joaquín Chamorro. Managua: La Prensa, 1981.

No hay comentarios:

Publicar un comentario